domingo, 18 de diciembre de 2011

Dándole la gloria a Dios

"José respondió a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios dará a Faraón una respuesta favorable". Génesis 41:16

 
Todo lo que tenemos le pertenece a Dios nuestro Creador, "Del Señor es el mundo entero, con todo lo que en él hay, con todo lo que en él vive"(Salmo 24:1).

Tenemos un libre albedrio, un libre determinar sobre los distintos aspectos de nuestra vida, pero Dios nos recomienda escoger la vida y la bendición veamos Deuteronomio 30:19-20 "Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia, amando al SEÑOR tu Dios, escuchando su voz y allegándote a Él; porque eso es tu vida y la largura de tus días, para que habites en la tierra que el SEÑOR juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob".

Esta porción Bíblica que fue para el pueblo de Israel, también la hacemos nuestra en el día de hoy, y es clara en cuanto a que somos nosotros quien determinamos nuestro camino, no le echemos la culpa a nuestro Creador de nuestras decisiones que son nuestras y solamente nuestras. Y ella les dijo: No me llaméis Noemí; llamadme Mara, porque el trato del Todopoderoso me ha llenado de amargura.

Llena me fui, pero vacía me ha hecho volver el SEÑOR. ¿Por qué me llamáis Noemí, ya que el SEÑOR ha dado testimonio contra mí y el Todopoderoso me ha afligido? Rut 1:20-21

Cuando Noemí junto con su familia determinó salir de Belén, no registran las Sagradas Escrituras que ellos hubieran puesto esa decisión en las manos de Dios.

Cuando nos dejamos dirigir por el eterno Dios, la decisión tomada bajo la guianza de su Santo Espíritu, será la mejor! Él nos dará un corazón entendido para discernir lo bueno de lo malo. Es ahí donde debemos darle a nuestro Señor la gloria y la honra, y no sólo en una decisión sino, en todo lo que hace en nuestras vidas, y en la de nuestras familias, sanándonos, liberándonos, proveyéndonos, guardándonos de todo mal y muchas otras cosas más que no alcanzarían a ser enumeradas. ¡Dios es maravilloso bendito por los siglos amén, a Él sea la gloria por siempre!

¡Qué Dios te bendiga siempre!