jueves, 24 de enero de 2013

Jesucristo, nuestra adoración

¡Vamos, adoremos de rodillas a nuestro Dios y creador!
Salmo 95:6





Nuestra mejor adoración, alabanza, gloria y honor, sólo debe ser para Él: JESUCRISTO, Él es quien murió por nosotros; por su sangre nos redimió del pecado; nos liberó de la maldición de la ley; nos hizo hijos de Dios; nos dio salvación y vida eterna; nos hizo sentar en lugares celestiales juntamente con Él; es nuestra seguridad; es nuestra esperanza de gloria; es nuestro Rey de reyes y Señor de señores; es nuestro Redentor eterno; y nuestro gran Consolador y tantas cosas más por las cuales debemos de postrarnos y de rodillas adorarle, entendiendo que Él está presente, y que sus ojos están puestos en nuestro corazón;  es nuestra actitud la que Él mira, porque muchos podemos estar de rodillas pero con el corazón muy lejos del Señor.
No existe otra persona que merezca nuestra adoración sólo CRISTO.

Veamos esta porción Bíblica donde claramente podemos ver la intención del corazón al presentar una ofrenda a Dios:
"Abel también presentó al Señor lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo" Génesis 4:4-5.
Dios miró la intención del corazón de cada uno de ellos en la presentación de la ofrenda. Abel presentó lo mejor de sus ganados y los primogénitos; en cambio Caín había podido traer la primicia de sus frutos y lo mejor pero, simplemente presentó una ofrenda de lo que había producido la tierra.

Demos lo mejor de cada uno de nosotros; Dios nuestro Padre nos dio lo mejor de su amor: Jesús de Nazareth, su Hijo; ¡Cómo no darle con excelencia nuestra ofrenda día a día! 

Una vida de oración y el meditar en su palabra cada día, nos permite cada vez morir a nosotros mismos; para que el viva en nosotros. Nuestra obediencia es nuestra mejor ofrenda de amor



Bendiciones.