sábado, 21 de julio de 2012

Un verdadero discípulo de Cristo Jesús

"Después les dijo a todos: Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía, la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se destruye a si mismo? Pues si alguno se averguenza de mi mensaje, también el Hijo del hombre se avergonzará de Él cuando venga con su gloria y con la gloria de su Padre y de los santos ángeles".

Lucas 9:23-26



No es fácil renunciar a uno mismo, y morir cada día y seguir a Cristo; que gran reto ¿Está usted dispuesto a ello? pues ese es el verdadero discípulo de Jesús.
Veamos lo que nos dice Lucas:14:25-27 "Si alguno viene a mí y no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mí discípulo"
Jesús continua su enseñanza y veamos lo que dice en el versículo 33-35 "Así pues, cualquiera de ustedes que no deje todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo. La sal es buena; pero si deja de estar salada, ¿cómo volverá a ser útil? No sirve ni para la tierra ni para el montón de abono. Simplemente, se la tira. Los que tienen oídos, oigan" 

Creo que esta es la verdadera esencia de un verdadero cristiano, y esto no quiere decir que sea religiosidad o legalismo o fanatismo, no, es que la verdad nos justificamos ante nuestras debilidades, y también ante el pecado; pero cuando determinamos seguir a Cristo esta decisión debe ser RADICAL; y poder decir como el apóstol Pablo "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" Gálatas 2:20.
La iglesia sigue dormida ante esta verdad, y como primera instancia solo se está buscando el bienestar, la comodidad; cuando Jesús dijo: "Así que no se preocupen, preguntándose: Qué vamos a comer? o ¿Qué vamos a beber? o ¿Con qué vamos a vestirnos?  Todas estas cosas son las que preocupan a los paganos, pero ustedes tienen un Padre celestial que ya sabe que las necesitan. Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas cosas". Hemos cambiado  lo prioritario por lo necesario, estamos dando más importancia a la necesidad que a la prioridad de poner nuestra atención en el reino de los cielos. El afán por las riquezas nos están desviando del verdadero propósito de Dios de que nuestros ojos estén puestos en el reino de Dios y en practicar la verdadera justicia.

El discipulado cuesta, y no es fácil, cuando no tenemos claridad o no estamos bien convencidos a quien es que seguimos y servimos; entonces todo se hace pesado y tedioso; se vuelve una carga servir al Señor, y desde luego no podemos ser esos verdaderos discípulos de Cristo.
Tenemos que entender que el verdadero discípulo de Cristo es negarse y morir cada día a uno mismo, es amarlo por encima de nuestra propia familia, es renunciar a todo lo que poseemos.
Si estamos viviendo una religión cristiana, siguiendo rituales y condiciones de hombres; si no estamos llevando un estilo de vida basada en la Palabra de Dios, bajo la dirección del Espíritu Santo de Dios; si todavía acariciamos en nuestro corazón apegos y debilidades, estas son situaciones que no nos dejan seguir a Jesucristo. Nuestra entrega debe ser total, veamos el caso de Abraham, cuando Dios le ordena ofrecer en holocausto a su único hijo y a quien amaba, en ningún momento dudó, Abraham obedeció y no rehusó darle su único hijo (Génesis 22); esto es una verdadera entrega y rendición a Dios.
Cuando Jesús llamó a alguno de sus discípulos, ninguno puso objeción, la Biblia dice que de inmediato le siguieron (Mateo 4:20-22, 9:9).

Un abrazo y bendiciones






sábado, 14 de julio de 2012

Nuestra conversión al Señor jesucristo


"Pero cada vez que alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado. Ahora bien, el Señor es el  Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu".     2 corintios 3:16-18

Conversión:

(Diccionario de la lengua española)
- Cambio de una cosa en otra: conversión de pesetas en euros.
- Cambio de ideas, opiniones, creencias: conversión religiosa

La conversión en el sentido espiritual, no solo se trata de cambiar creencias, se trata de la convicción en nuestro corazón de lo que hemos creído, y en quien hemos creído, lo cual se da a través de la obra MARAVILLOSA del ESPIRITU SANTO; no se trata sólo de confesar, se trata de ir más allá, se trata de ese obrar del Espíritu Santo, cuando en un genuino arrepentimiento volcamos nuestro corazón a Dios, cuando entendemos y comprendemos que nuestras actitudes o forma de vivir no está conforme a la voluntad de Dios, nuestra conciencia nos dice que no estamos obrando bien. Es allí cuando en un corazón contrito y humillado a Dios reconocemos y confesamos nuestro pecado, porque en nuestro corazón hay la certeza de que Cristo Jesús vive; es por eso que con nuestra boca confesamos que Él es nuestro Señor; entonces es cuando la luz resplandece sobre nosotros y su gloria nace en nuestros corazones (Isaías 60:1); ¡GLORIA A DIOS! HEMOS NACIDO DE NUEVO, somos nuevas criaturas en Cristo Jesús, la obra maravillosa del Espíritu se ha realizado, y continua perfeccionándola hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6). En ese momento se inicia una verdadera metamorfosis, hay un cambio radical en nuestras vidas, ¡la obra fue hecha por el Espíritu Santo de Dios!, no fue hecha por un hombre, ni por una institución, y como dice su Palabra "Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios" (1 Juan 3:9); ya no pecamos voluntariamente, pues es bien cierto que se sigue en una lucha espiritual con nuestra vieja naturaleza, pero también es cierto que si pecamos dice nuestro Señor, tenemos un abogado para con el Padre a Jesucristo el justo (1 Juan 2:1). El proceso de santificación lo hace el Espíritu Santo de Dios mediante su Palabra, cuando nuestro corazón se dispone para ello; "Pero Dios nuestro Salvador mostró su bondad y su amor por la humanidad, y, sin que nosotros hubiéramos hecho nada bueno, por pura misericordia nos salvó lavándonos y regenerándonos, y dándonos nueva vida por el Espíritu Santo" Tito 3:4-5

Hay que tener muy presente lo que nos dice nuestro Señor: "Todo el que permanece en él, no practica el pecado. Todo el que practica el pecado, no lo ha visto ni lo ha conocido"  
1 Juan3:6; el subrayado es mío, y quiero resaltarle que nuestra vida espiritual depende de nuestra permanencia en Cristo Jesús, suceda lo que suceda, pasemos las aflicciones que pasemos, nuestra firmeza en Cristo Jesús nos da la victoria para vivir una vida de obediencia, de santidad, y de bendición en todas las áreas de nuestra vida ¡Bendito Dios Señor nuestro!

Bendiciones.

 

 

 

 




martes, 10 de julio de 2012

La vida cristiana que agrada a Dios

"Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo"
Lucas 14:27.

Ser cristiano es creer en Cristo Jesús y seguir sus enseñanzas, pero sobre todo es que nuestro ser interior entienda y comprenda que Él está vivo y es real, que resucitó y que es nuestra esperanza de gloria; que cuando buscamos de su presencia Él está ahí, y  que nuestras plegarias son  escuchada; no podemos seguir viendo a nuestro Eterno Dios lejos de nosotros, sólo podemos verlo lejos cuando nuestros pecados nos alejan de Él. Sabemos que su Santo Espíritu mora en nuestro santuario: nuestro cuerpo (1 Corintios 6:19) ¡estamos unidos a Él! su Presencia moradora en nosotros, ¡que maravillosa verdad!.
Vivir una verdadera vida cristiana es morir a nosotros mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios; es nuestra rendición a Él, que vive, Él no se quedo colgado en la cruz, ¡ÉL RESUCITO!
En la Santa Biblia encontramos ciertos parámetros que debe llevar un verdadero cristiano, como en romanos 12 y 13 y en hebreos 13, estos capítulos nos enseñan los deberes cristianos, los cuales debemos observar para llevar una vida cristiana conforme a la voluntad de Dios.
Tanto en romanos como en hebreos nos exhorta al amor fraternal entre los hermanos en Cristo; en Juan 13:35 nos confirma lo importante que es el amor entre los hermanos, de lo cual se nos habla en romanos y hebreos: "De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros".
También nos exhorta a la pureza sexual (Romanos 13:13 y Hebreos 13:4); a la hospitalidad (Romanos 12:13 y Hebreos 13:2); y nos exhorta a vivir sin avaricia y a pagar todo lo que debamos
(Hebreos 13:5-6 y Romanos 13:7-8). Es importante entender y comprender que la palabra es Cristo Jesús, y que Él vive, y vive en nosotros; si esa verdad no está en nuestro corazón, debemos preguntarnos cómo podemos llevar una vida cristina que agrade a Dios, sin poder entender quien es Cristo Jesús, su muerte y resurrección; lo que esto implica en nuestra vida espiritual y su trascendencia en el plano material. En las congregaciones podemos ver algunos cristianos que llevan vidas no acordes con la voluntad de Dios, en contiendas, rivalidades, envidias y egoísmos, y una serie de actitudes contrarias a las estipuladas en Romanos 12 y 13 y en Hebreos 13 y a lo largo de toda la Biblia. No podemos vivir una vida cristiana basada en emociones, y en tradiciones, sino en la convicción que nos da las Sagradas Escrituras, bajo la guía de su Santo Espíritu, las cuales nos enseñan como seguir a Cristo. Invitemos siempre al Santo Espíritu de Dios, cuando meditemos en su Palabra, porque Él es quien nos lleva a toda verdad y nos da sabiduría y revelación en el conocimiento de Dios a través de su palabra.

Una de nuestras responsabilidades como cristianos es orar por todos los santo (Efesios 6:18) para dar a conocer a Cristo, mediante una vida cristina acorde con la voluntad de Dios.

Dios les bendiga abundantemente.