martes, 30 de junio de 2015

Cuando se confia en el Eterno Dios.


¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable.  
Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil.
 
Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán. Isaías 40:28-31

 Confiar:                                                                    
Esperar con seguridad y credulidad que algo suceda o que alguien se comporte como se desea. (Este es uno de los conceptos de la palabra confiar, según el diccionario de la lengua española).
 
Confiar en Dios es esperar su providencia, es esperar su dirección. El pueblo de Israel no se movía sin la dirección de Dios: 
Cada vez que la nube se levantaba de la Tienda, los israelitas se ponían en marcha; y donde la nube se detenía, allí acampaban.
Dependiendo de lo que el Señor les indicara, los israelitas se ponían en marcha o acampaban; y todo el tiempo que la nube reposaba sobre el santuario, se quedaban allí.
No importaba que se quedara muchos días sobre el santuario; los israelitas obedecían el mandamiento del Señor y no abandonaban el lugar. (Números 9:17-19)
Cuando nos adelantamos al tiempo de Dios, los proyectos no salen nada bien, nos toca pasar por momentos difíciles, porque todo lo estamos haciendo en nuestras fuerzas, hay que aprender a esperar el tiempo que Dios tiene para nuestros proyectos, y todas las cosas, porque todo tiene un momento (Eclesiastés 3) cuando las cosas vienen de Dios todo es perfecto, su Palabra no se contradice, el mundo sin Dios vive a la carrera, no importa la familia, las amistades, sólo importa alcanzar el objetivo cueste lo que cueste; el apóstol Pablo nos dice en Romanos 12:2: No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
Es muy importante entender que la comunión con Dios; es apartar un espacio y un tiempo a solas con Él, es allí donde aprendemos la paciencia, don que sólo se aprende en su presencia; es allí donde recibimos sabiduría y revelación a través de su Palabra; es allí donde aprendemos a entender y comprender la voluntad de Dios. Nuestro Eterno Dios merece de nosotros un tiempo de rendición, de entrega, de reverencia, que con la ayuda de su Santo Espíritu nuestro ser podrá adorarlo, tal como nuestro Dios y Padre anhela que lo adoren.

Bendiciones.

 

martes, 16 de junio de 2015

Reconociendo el amor de Cristo para ser un verdadero adorador

Por esta razón me arrodillo delante del Padre, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra. Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios. Efesios 3:14-19
 
Cuando seamos llenos de la plenitud de Dios, es porque hemos reconocido y entendido el amor de Cristo y el plan de Dios para nuestra salvación; inspirado por el Espíritu Santo de Dios en las Escrituras; es así como podemos llegar a ser esos verdaderos adoradores que el Padre busca que le adoren, porque es a partir de un corazón dispuesto y quebrantado por ese amor, que puede de verdad ser adorado, de tal manera que las palabras llenas de alabanza y de rendición salen de ese corazón lleno de ese amor que el Espíritu Santo a desbordado en el corazón, no solo un día sino cada día de la vida, sea la situación que se viva; de otra manera, solo son palabras, y cargadas de emociones, que muchas veces y conforme a las circunstancias, hay días en que se da todo reconocimiento a Dios y otros días que hay tanto desánimo que solo hay reclamo a Dios por la situación que se vive.
Ruego a Dios, que con la ayuda de su Santo Espíritu podamos meditar cada día en las Sagradas Escrituras y rendir nuestro corazón, reconociendo ese amor de Jesucristo, quien se dio por nosotros para redimirnos de todo pecado. 
 
Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador,
  él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo,
  el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador.
 Así lo hizo para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos que abrigan la esperanza de recibir la vida eterna. Tito 3:4-7
 
 
Bendiciones