viernes, 28 de marzo de 2014

Cristo nos libró del pecado y de la muerte


Una cosa es clara: antes éramos pecadores, pero cuando Cristo murió en la cruz, nosotros morimos con él. Así que el pecado ya no nos gobierna. Al morir, el pecado perdió su poder sobre nosotros. Romanos 6:6-7



Veamos lo que está escrito en la Santa Biblia cuando somos nueva creación en Cristo Jesús
Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 1 Juan 3:9

Los judíos se circuncidan en señal de que son parte del pueblo de Dios. Pero a ustedes Dios los hizo parte de su pueblo al unirlos a Cristo, y así les quitó el deseo de seguir pecando. Esa fue la circuncisión que Dios mismo les hizo. Colosenses 2:11

Algunas personas justifican su pecado en el capítulo 7 de Romanos pero, aquí el apóstol Pablo precisamente esta haciendo una aclaración sobre lo que es vivir en la ley; hoy por la infinita misericordia de nuestro Señor Jesucristo, gozamos de la gracia de Dios, inmerecida por cierto; observemos lo que nos dice Pablo en el capítulo 8 del mismo libro:
Por lo tanto, los que vivimos unidos a Jesucristo no seremos castigados. Ahora, por estar unidos a él, el Espíritu Santo nos controla y nos da vida, y nos ha librado del pecado y de la muerte. 
Dios ha hecho lo que la ley de Moisés no era capaz de hacer, ni podría haber hecho, porque nadie puede controlar sus deseos de hacer lo malo. Dios envió a su propio Hijo, y lo envió tan débil como nosotros, los pecadores. Lo envió para que muriera por nuestros pecados. Así, por medio de él, Dios destruyó al pecado. 
Lo hizo para que ya no vivamos de acuerdo con nuestros malos deseos, sino conforme a todos los justos mandamientos de la ley, con la ayuda del Espíritu Santo. 
Los que viven sin controlar sus malos deseos, sólo piensan en hacer lo malo. Pero los que viven obedeciendo al Espíritu Santo sólo piensan en hacer lo que desea el Espíritu. Romanos 8:1-5 

Esto es lo más maravilloso. ¡Gracias a Dios nuestro Padre por su Hijo Jesucristo y su Santo Espíritu! Te amamos.

Un abrazo lleno de grandes bendiciones