domingo, 28 de agosto de 2011

La plenitud de Dios en el amor de Cristo


“Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”. 1 Corintios 13:2-8-13.

La oración del Apóstol Pablo por los de Éfeso, era que ellos pudieran comprender con todo el pueblo santo cuán grande es el amor de Cristo, y que ese amor fuera la raiz y el fundamento de sus vidas; el que ellos conocieran ese amor mucho más grande que todo cuanto podemos conocer, podrian llegar a ser colmados de la plenitud total de Dios (Efesios 3:16-20).
El fundamento de todo nuestro ser debe ser el amor de Cristo, si no existe este amor en nuestros corazones, no somos nada, no hay humildad de espíritu, hay soberbia  y por lo tanto Dios nos resiste (1Pedro 5:5). 
En romanos 13:8 Dios nos dice: “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley”. El amor del cual habla Pablo es el amor de Cristo, con el cual podemos amar a los enemigos, a soportar a los hermanos en sus debilidades, como también a soportar con gratitud todas aquellas pruebas y quebrantos que pasamos.
Muchas veces decimos que tenemos el amor de Cristo en nuestro corazón, pero aún hay heridas que  no han sanado por la falta de perdón, tenemos en forma oculta rencores y mucho disgusto hacia nuestro prójimo, ese no perdón se traduce en falta de amor, y esto es una muestra de que todavía no se ha perfeccionado el amor de Dios en nuestros corazones; lo cual produce raiz de amargura, y nos puede hacer perder la gracia de Dios, como también por ella podemos causar mucho daño (Hebreos 12:15).
Oremos a Dios para que podamos comprender el gran amor de Cristo, y ser llenos de ese amor en la plenitud de Dios, y así poderlo amar con toda libertad; amar lo que Dios ama y aborrecer lo que Dios aborrece para vivir una vida conforme a los parámetros de Dios y no a los nuestros.
Bendiciones.

martes, 16 de agosto de 2011

Orar una necesidad diaria

"Llegue mi oración delante de ti; líbrame conforme a tu dicho"
Salmo 119:170.

La oración es una de las armas poderosas que tenemos en Dios para todos los eventos de nuestra vida; la oración nace como una necesidad de comunicarnos con nuestro Dios y creador. ¿A quién más nos podemos dirigir que pueda ayudarnos en un momento de crisis?, sólo aquel que sabe quiénes somos, pues es nuestro Creador, el nos hizo y conoce nuestras limitaciones y necesidades y nos ha adoptado como hijos.

Oremos siempre guiados por el Espíritu Santo de Dios, Él conoce nuestra debilidad;  y  nos ayuda a orar como conviene (Romanos 8:26), el no nos paga conforme a nuestras iniquidades, sino a su gran misericordia.

 Nada podemos hacer sin su dirección, Él quiere ayudarnos, y mostrarnos su infinito amor:

“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.”
Salmo 46:10

miércoles, 10 de agosto de 2011

Nuestra guerra espiritual


“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” Efesios 6:12


El cuerpo de Cristo: Su iglesia, en su mayoría conoce este pasaje tan especial para nuestras vidas, sin embargo nos dejamos mover el piso por lo que hacen las personas, nos afligimos, lloramos, contendemos y nos enemistamos con ellas. Dios nos dio su Palabra y es para ponerla por obra.

Tenemos que orar a nuestro Dios y Padre para que a través de la sangre de su Hijo y la autoridad en su nombre: Jesucristo; sean destruidas todas las fortalezas y estrategias del enemigo.

Solo a través de la oración y meditación de la Palabra de Dios seremos fortalecidos, no existe otro medio, clamemos a nuestro Dios en su Santo Espíritu que nos dé su fortaleza para prevalecer en ello. Renovemos el entendimiento mediante su Palabra y ella nos hará libre de toda potestad de las tinieblas.

Cuando Jesús fue tentado por Satanás, siempre le contestó con la Palabra de Dios; sigamos este ejemplo de Jesús. Cuando estemos atribulados, afligidos, quebrantados de corazón a través de las personas; no luchemos contra ellas, busquemos de Dios en oración para que estas personas sean libres de la opresión satánica.



Bendiciones