domingo, 25 de septiembre de 2011

Renunciar para seguir a Cristo

Cuán difícil es renunciar a algo de lo cual no queremos hacer, cuando Jesús le dijo al joven rico que vendiera todas sus propiedades y se lo diera a los pobres, y luego le siguiera;  este joven se entristeció porque era muy rico (Lucas 18: 18-23).

En el proceso del desarrollo de nuestra vida, y por todas las circunstancias que vamos pasando, nuestro corazón comienza a desencadenar una serie de sentimientos y pasiones que lo van endureciendo, guardando resentimientos, odios, debilidades, hábitos que no agradan a Dios, pensamientos pecaminosos, lujurias, lascivias, miedos, temores, orgullo, envidias, egoísmo, murmuraciones y muchas otras cosas más que contaminan nuestro ser (Marcos 7:15-23) y que son un obstáculos para nuestro crecimiento espiritual, como nos lo dice el Espíritu Santo en Juan 14:33, mientras no renunciemos y eso siga existiendo en nuestro ser interior, no podemos ser sus discípulos. Hay que renunciar a todas estas cosas que no solo nos estancan espiritualmente, sino que también van creando raíces de amargura en nuestro corazón (Hebreos 12:15).

En proverbios 4: 23 nos confirma lo anterior:  “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. 
Cuando tenemos algo guardado en nuestro corazón que no agrada a Dios, no solo debemos confesarlo, sino también hacer una verdadera renuncia;  y lograr así  una vida de libertad para amarlo, seguirlo y  servirlo con todas las fuerzas de nuestro ser.
Orando y meditando en la Palabra de Dios bajo la dirección de su Santo Espíritu  podemos reconocer y renunciar de todo corazón a aquellas cosas ocultas de la vieja naturaleza que persisten en nuestra vida y que son obstáculo para disfrutar de la libertad en Cristo Jesús.

Mi oración es para que podamos tener una convicción firme de renunciar a todo aquello, que aun seguimos consintiendo en nuestro ser interior, y que no nos deja tener una vida espiritual en victoria.

Bendiciones en abundancia

jueves, 22 de septiembre de 2011

Las bendiciones según nuestras actitudes

"Hagan lo que es recto y agradable a los ojos del Señor, para que les vaya bien y tomen posesión de la buena tierra que el Señor juró dar a los antepasados de ustedes, y para que el Señor haga huir a todos los enemigos que se enfrentan con ustedes, tal como lo ha prometido"
Deuteronomio 6:18-1


Cuando el Señor nos habla de que nos vaya bien y tomemos posesión de la buena tierra, no solamente se trata de la parte económica, sino de que seamos prosperados en todo, como lo dice 3 Juan 2 "Querido hermano, pido a Dios que, así como te va bien espiritualmente, te vaya bien en todo y tengas buena salud". Nuestro Eterno Dios sabe cuáles son nuestras necesidades en nuestra vida material, física y espiritual; Jesús lo expresa así: "Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas cosas", cuando habla de estas cosas en la Palabra, se refiere al alimento y al vestido; pero también hay muchas otras necesidades que quedan explícita en estas.

Conozcamos su Palabra, y así conoceremos todos los requerimientos del Reino de Dios y su justicia; meditando en ella podemos entender los propósitos de su voluntad; Jesús nos dice: "Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará" Juan 15:7.

Bendiciones.

martes, 13 de septiembre de 2011

La mentira

"Pero hubo uno, llamado Ananías, que junto con Safira, su esposa, vendió un terreno...Pedro le dijo:Ananías, ¿por qué dejaste que Satanás te dominara y te hiciera mentir al Espíritu Santo quedándote con parte del dinero que te pagaron por el terreno? ¿Acaso no era tuyo el terreno? ¿Y puesto que lo vendiste, no era tuyo el dinero? ¿Por qué se te ocurrió hacer esto? No has mentido a los hombres, sino a Dios" Hechos 5: 1-4 (DHH)




La mentira es una declaración intencionadamente falsa, dice el diccionario de la lengua castellana.


Es delicado mentir, sea a quien sea, pero más aun si mentimos a un miembro del cuerpo de Cristo, porque al mentir, mentimos al Espíritu Santo que está en esa persona. En Efesios 3:25 nos dice: "Por lo tanto, ya no mientan más, sino diga cada uno la verdad a su prójimo, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo"


¿Por qué no debemos mentir? porque la mentira viene del diablo, que es mentiroso y es padre de mentira (Juan 8:44).
También al mentir cometemos pecado y nos apartamos de Dios, y lo más grave contristamos al Santo Espíritu de Dios


También en Colosenses 3:9 el apóstol Pablo nos exhorta sobre la mentira: "No se mientan los unos a los otros, puesto que ya se han despojado de lo que antes eran y de las cosas que antes hacían"


Bendiciones!!!


jueves, 8 de septiembre de 2011

La protección divina

"Si anduviere yo en medio de la angustia,
 tú me vivificarás;
contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, y me salvará tu diestra".  Salmo 138:7

Cuando estamos bajo el amparo de nuestro Eterno Dios y Padre, no tenemos por qué tener miedo, Él es quien nos protege y nos libra de todo mal y peligro. El peligro está cuando nos apartamos de Él, porque es allí donde estamos expuesto a la obra satánica, no le demos lugar al enemigo, antes bien como dice Santiago 4:7 "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y él huirá de vosotros".

El mundo puede estar revolucionado en sus aspectos económico, político, social, etc., pero los que estamos en Cristo, confiamos en Él en medio de los sufrimientos; podemos estar atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos (2Corintios 4:8-9).
Nuestro Eterno Dios nos exhorta siempre a renovar nuestra mente, es importante hacerlo, y confiar plenamente en su Palabra y así poder decir con firmeza "...No temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón de mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza" Salmo 46:2-3.
Dios no nos ha dado espíritu de cobardia, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Timoteo 1:7), esta Palabra nos da claridad de lo que tenemos en Cristo, en Él estamos seguros.
¡Qué bienaventurados somos cuando hacemos nuestra,  la Palabra de Dios! En el salmo 91 en sus dos primeros versículos, en la versión Dios habla hoy; el salmista escribe: "El que vive bajo la sombra protectora del Altísimo y Todopoderoso, dice al Señor: tú eres mi refugio, mi castillo, mi Dios, en quien confio"; sólo, cuando declaramos creyendo con nuestro corazón esta Palabra;  los subsiguientes versículos los podemos tomar y aplicar para  nuestro diario vivir, y ver cumplida su promesa.

¡Bendiciones!