jueves, 20 de septiembre de 2012

El rebaño de Dios


"A los ancianos que están entre ustedes, yo, que soy anciano como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe con ellos de la gloria que se ha de revelar, les ruego esto:

Cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere. No sean tiranos con los que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño. Así, cuando aparezca el Pastor supremo, ustedes recibirán la inmarcesible corona de gloria"
1 Pedro 5:1-4

En estos últimos tiempos, se ve de todo, contrario a lo dispuesto por Dios, lo que en un tiempo atrás, ser cristiano era un estilo de vida basado en las Sagradas Escrituras, hoy día estamos lejos de esa realidad. La avaricia ha llenado las congregaciones, buscando recursos, que no tiene nada que ver con los propósitos de Dios, Él nos ha mandado a predicar su evangelio. Si Él envía, Él también proveerá los recursos. No hay amor por las personas que no conocen de Cristo, y lo que se busca es un número (la iglesia más grande, el ministro más ungido; ¿se podría llamar esto una forma de idolatría?), y no se cuida de ese rebaño, dejándolo en manos inexpertas. Así sea una sola persona que tengamos como ovejita debemos cuidarla, como Dios manda. El mandato de Dios es: "cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere" (V.2)

Veamos que nos dice Esdras 8:22-23:

"En realidad, sentí vergüenza de pedirle al rey que nos enviara un pelotón de caballería para que nos protegiera de los enemigos, ya que le habíamos dicho al rey que la mano de Dios protege a todos los que confían en él, pero que Dios descarga su poder y su ira contra quienes lo abandonan. Así que ayunamos y oramos a nuestro Dios pidiéndole su protección, y él nos escuchó".

La falta de dirección del Espíritu de Dios, hacen que usemos toda clase de recursos, para obtener lo que queremos, y nos olvidamos de lo que Dios quiere. Recordemos que tenemos un Dios y Padre dueño del oro y la Plata (Hageo 2:8) y un Señor como cabeza de la iglesia: Jesucristo, a quien también debemos de recurrir siempre pidiendo su dirección, porque Él, es quien da los ministerios (Efesios 4:11) y a Él le daremos cuenta.
Si confiamos en nuestro Dios, de que temeremos, si Él es por nosotros, quien contra nosotros. CONFIEMOS EN EL QUE VIVE Y REINA: JESUCRISTO. Planeemos conforme a la voluntad de Dios, recordemos que no somos escuchados cuando pedimos mal. Morir a la carne, es dejar que Cristo viva en cada uno de nosotros, siguiendo su voluntad.


Un abrazo lleno de bendiciones.