domingo, 15 de diciembre de 2013

Los propósitos de Dios.

"No estoy hablando de todos ustedes. Yo sé a quiénes elegí. Pero tiene que cumplirse esto que la Biblia anunció: "Aquel con quien compartía mi pan, se ha puesto en contra mía." Juan 13:18


Cuantas veces censuramos a las personas por sus actitudes, y no sabemos que muchas de esas personas son puestas en nuestro caminar para limarnos; y que nuestro Eterno Dios y Padre en su divina providencia usa lo que sea necesario para que el carácter de Cristo se forme en nosotros; porque el que comenzó la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Filipenses 1:6 

El capítulo 13 de Juan en el versículo 18 que hoy es tema de reflexión nos muestra que Jesús no se equivocó cuando eligió a Judas Iscariote, puesto que éste era el que lo iba a entregar pero, precisamente tenía que cumplirse lo que anunciaba la Sagrada Escritura. En el versículo 27 de este mismo capítulo nos dice que tan pronto como Judas tomó el pan, Satanás entró en él. 
Cuando Dios pone una persona en nuestro camino, para enseñarnos algo o para corregir en nosotros actitudes que no agradan a Dios, no murmuremos, no denigremos de ella, pues es allí donde le abrimos puertas a Satanás, doblemos rodillas y bendigámosla; sean cristianas o no, son personas que Dios está usando para su propósito.
Censuramos la traición de Judas, pero cuantas veces traicionamos a Cristo Jesús con nuestros engaños y mentiras, y toda clase de murmuraciones y de actitudes que tenemos con nuestro prójimo, contristando su santo Espíritu. Parece que el panorama no ha cambiado; pero hoy que estamos reflexionando acerca de este momento en la vida de nuestro Amado Jesús de Nazaret, también es momento de direccionar nuestro camino, de vivir vidas de testimonio por amor y gratitud a nuestro Señor Jesucristo quien nos amó y dio su vida por la nuestra; permitiendo y disponiendo nuestro corazón para que su Santo Espíritu obre en nosotros.

Oremos siempre por nuestro hermanos en Cristo, por aquellos que han caído o han vuelto atrás; por aquellos que están en sectas o falsas doctrinas o huecas filosofías; por aquellos que se enaltecen y no le dan la Gloria a Dios; por aquellos que se han desmotivado y han perdido ese primer amor por nuestro Dios; por aquellos falsos ministros de Dios, que llevan a muchos creyentes al abismo; por aquellos que hacen mercadería del evangelio; oremos para que nuestro Dios tenga misericordia de ellos y enderece sus caminos y sean libres del juicio eterno. No los censuremos, cuidémonos de caer y oremos por esta serie de cosas, recordemos lo que nos dice el apóstol Pedro en su primera carta: Estén siempre atentos y listos para lo que venga, pues su enemigo, el diablo, anda buscando a quien destruir. ¡Hasta parece un león hambriento!
1 de Pedro 5:8

Bendiciones.