martes, 15 de noviembre de 2011

El amor y el propósito de Dios en Cristo Jesús


"Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable".

1 Pedro 2:9

En respuesta al amor de nuestro Eterno Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, su Hijo Amado; debe ser la de anunciar a otros las virtudes de Cristo, las cuales son motivadas como resultado de una relación personal cada día con Él, basada en la oración  y meditación de las Sagradas Escrituras, conforme a su voluntad, en la guianza de su Santo Espíritu.

Veamos Efesios 1:1-14 , texto que nos muestra el amor y propósito de Dios en Jesucristo, para que sean compartidas o anunciadas a otras personas y su luz resplandezca en ellas. (texto parafraseado):

Alabemos y bendigamos a Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque en Él, somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestes.  En Él, fuimos escogidos  antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha ante su presencia (Plan de salvación). Por medio de Él, Dios nos hace hijos suyos y herederos de las promesas dadas a su pueblo; para que le alabemos por su gloriosa bondad, con la cual nos bendijo mediante su amado Hijo.
 Por Él, tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Dios derramó sobre nosotros las riquezas de su generosidad, dándonos sabiduría y entendimiento, para darnos a conocer el designio antes oculto pero ahora revelado según su voluntad. Y  Él en su bondad  se había propuesto realizar en Cristo este designio, de reunir todas las cosas, así las que están en los cielos, como las que están  en la tierra, a su debido tiempo.
En Cristo, Dios nos había escogido de antemano para que tuviéramos parte en su herencia, esto es, ser parte del pueblo de Dios y herederos de las promesas que Dios le hizo a Abraham (Gálatas 3:29); conforme el propósito de Dios mismo, que todo lo hace según la determinación de su voluntad. 
En Él también, que hemos escuchado la palabra de verdad, el evangelio de salvación y habiendo creído en Él, nos ha marcado con su sello, y ha puesto en nuestro corazón el Espíritu Santo como garantía de lo que vamos a recibir,  hasta que haya completado la liberación  y haya hecho de nosotros el pueblo de su posesión, para alabanza de su gloria.

Bendiciones