domingo, 10 de julio de 2011

La murmuración

"Y NINGUNO DE VOSOTROS PIENSE MAL EN SU CORAZON CONTRA SU PROJIMO, NI AMEIS EL JURAMENTO FALSO, PORQUE TODAS ESTAS SON COSAS QUE ABORREZCO, DICE EL SEÑOR"
Zacarías 8:17 




En el diccionario castellano o español encontramos que MURMURACION significa: Conversación en que se critica a un ausente.
Observamos a lo largo de las Sagradas escrituras como Dios abomina la murmuración y el juzgar contra el prójimo, lo vemos cuando su pueblo Israel murmuraba constantemente contra Él y le reclamaban a Moises; también en Números 12: 1-16 cuando Aarón y su hermana María hablaron contra Moises; la ira del Señor contra ellos fue terrible, María estaba leprosa. En Mateo 20:1-16  en la parábola sobre "los obreros de la viña"  Jesús compara el reino de los cielos con un hombre, padre de familia que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. En el versículo 13 vemos al padre de familia contrariado  por aquellos que murmuraban por el pago del salario.
En 1 Pedro 2:1 parte a, el Señor nos dice:  "Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones..." ( Detracción significa murmuración) lo del paréntesis y subrayado es mio; detracciones está en plural, lo cual encierra toda clase de murmuración; muchas veces hacemos alusión de que murmuramos porque es para mejorar la obra de Dios, no nos engañemos y no le permitamos al enemigo tomar ventaja en ello, porque si Dios dice que abomina al que piensa mal de su prójimo, cuanto mas cuando lo murmuramos con nuestros labios. La Santa Biblia esta llena de ejemplos de lo malo y peligroso que es murmurar y juzgar a sus escogidos.
Mi consejo y experiencia es que en nuestra comunión con nuestro Eterno Dios y su hijo Jesucristo oremos por aquellas personas que creemos, estan actuando en contravia de lo que Dios ha establecido en su Palabra, sólo a Él le corresponde actuar en su infinito amor en esas personas, mediante su Santo Espíritu, Él es el único que transforma corazones y vidas, nosotros no podemos cambiar a nadie, ni aún a nosotros mismos. Constantemente fallamos en nuestro actuar día a día, levantando murmuración contra nuestros hermanos en Cristo defendiendo la obra de Dios; pero lo que no sabemos es que a nuestro Señor no le agrada ésto, como dice el Salmista: "Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. (Salmo 19:12).
Que Dios le bendiga en abundancia.