viernes, 17 de septiembre de 2010

La bondad de Dios: La salvación

"PERO DIOS NUESTRO SALVADOR MOSTRÓ SU BONDAD Y SU AMOR POR LA HUMANIDAD, Y, SIN QUE NOSOTROS HUBIÉRAMOS HECHO NADA BUENO, POR PURA MISERICORDIA NOS SALVO".
Tito 3:4-5




Cuando leemos en las Sagradas Escrituras Palabras como ésta, donde nos deja muy en claro que es a través de Nuestro Señor Jesucristo, por quien recibimos esa inmerecida gracia de la salvación y la vida eterna, quedamos sin palabras; porque escuchamos a menudo de muchas personas que creen que por las obras o hechos tenemos ganado el cielo, pero la verdad es otra; podemos ser muy piadosos, pero sin la fe en Jesucristo no hay salvación, no hay cielo ganado; sólo nos sirven las obras o los hechos para respaldar nuestra fe en Jesucristo, es decir, que por amor a  Nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, demostramos con hechos nuestra fe en Él. En conclusión: Dios hace justo al hombre por la fe, independientemente del cumplimiento de la ley (por obras) (Romanos 3:28). Dios ha mostrado su bondad, al ofrecer la salvación a toda la humanidad. Esa bondad de Dios nos enseña a renunciar a la maldad y a los deseos mundanos, y a llevar en el tiempo presente una vida de buen juicio, rectitud y piedad, mientras llega el feliz cumplimiento de nuestra esperanza: El regreso glorioso de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo (Tito 2:11-13).
Jesucristo no es una religión, es un estilo de vida basada en las Sagradas Escrituras, inspiradas por el Espíritu Santo en cada persona que las escribió.
Los profetas estudiaron e investigaron acerca de esta salvación, y hablaron de lo que Dios en su bondad iba a darles a ustedes. El Espíritu de Cristo hacía saber de antemano a los profetas lo que Cristo había de sufrir y la gloria que vendría después; y ellos trataban de descubrir el tiempo y las circunstancias que señalaba ese Espíritu que estaba en ellos. Pero Dios les hizo saber que lo que ellos anunciaban no era para ellos mismos, sino para bien de ustedes. Ahora pues, esto es lo que les ha sido anunciado por los mismos que les predicaron el evangelio con el poder del Espíritu Santo que ha sido enviado del cielo (1 Pedro 1:10-12).
Es momento de hacer un alto en nuestro camino y reconsiderar nuestras actitudes, creencias, y convicciones; y plantearnos en nuestro ser interior en quien estamos creyendo; porque si nuestra vida esta siguiendo una religión, sabemos muy bien que la religión no salva, si son teorías cualquiera que sea la procedencia  las que seguimos, estén o no basadas en Dios, de nada nos sirve; solamente somos salvos mediante Jesucristo, no existe otro medio para alcanzar la salvación; esta es la bondad y gran amor de Dios a través de Nuestro Señor Jesucristo.
No despreciemos la inagotable bondad, tolerancia y paciencia de Dios, porque es precisamente su bondad la que nos lleva a convertirnos a Él (Romanos 2:4). Acerquémonos a Dios y alcancemos ese regalo tan grande que es la salvación a través de Jesucristo;  confesando con nuestra boca que Él es el Señor   y creyendo con el corazón que Dios lo resucitó (Romanos 10:9).
Bendiciones.