viernes, 17 de agosto de 2012

Nuestro crecimiento espiritual


"Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad"

Juan 17:17

El crecimiento espiritual en nuestras vidas lo da Dios (1 Corintios 3:6-7), pero somos nosotros quienes permitimos ese crecimiento; cuando determinamos vivir en la guía del Santo Espíritu de Dios, Él puede hacer la obra en nosotros, y es Él quien en nosotros producirá así el querer como el hacer, por su buena voluntad; pero si seguimos los deseos de la carne, entonces Él no podrá obrar en nosotros.

Así, como a su pueblo de Israel, le dijo: "El Señor tu Dios expulsará a las naciones que te salgan al paso, pero lo hará poco a poco. No las eliminarás a todas de una sola vez, para que los animales salvajes no se multipliquen ni invadan tu territorio" Deuteronomio 7:22 (el subrayado es mío); así también lo hará en nosotros poco a poco; por la misma razón, Él expulsará todas aquellas opresiones, fortalezas, argumentos y toda mentira del diablo, en las cuales el enemigo nos ha tenido esclavizados, poco a poco, pero permaneciendo en nuestro Eterno Dios y en su Palabra; permitiendo cada día que la obra del espíritu Santo se lleve a cabo en nuestras vidas; en esa forma podemos crecer espiritualmente.

No existe otro camino para alcanzar el crecimiento espiritual; es mediante la dirección del Espíritu Santo de Dios, en una vida diaria de oración y meditación de la Palabra; poniéndola por obra en el amor de Dios, no en nuestras fuerzas.

El obedecer sus mandatos no por ordenanza sino en el amor de Dios que nos ha dado su santo Espíritu, nos lleva a una vida de santidad, de rectitud, de gozo, de paz, de plenitud, lo cual nos conduce al perfeccionamiento y nos acerca cada día más a la estatura de Cristo; es decir cada día vamos creciendo espiritualmente, y todo por la obra maravillosa del santo Espíritu de Dios. No existe fuerza humana para crecer en el espíritu, sólo DIOS, no por obras para que nadie se gloríe. Por eso el apóstol Pablo nos dice que nos ocupemos de nuestra salvación con profunda reverencia, pues es nuestro Eterno Dios quien hace la obra en nosotros (Filipenses 2:12); no quiere decir que estamos expuestos a perderla, NO, ya fuimos salvos de la ira de Dios (Romanos 5:9).

Dios les bendiga.