viernes, 7 de octubre de 2011

Dificultades y padecimientos en nuestra vida cristiana

"Si el justo con dificultad se salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el pecador?" 1Pedro 4:18


Esta Palabra no se refiere a la gracia de Dios, a ese regalo inmerecido de la salvación que sólo Dios nos lo da a través de la fe en su Hijo Jesucristo, y de hecho, en él estamos seguros, ¡No! se refiere a las diferentes pruebas por las que pasamos los creyentes, es por eso que el apóstol Pedro nos exhorta a gozarnos de tener parte en los padecimientos de Cristo (V.13); a permanecer fieles en Él, en todos los momentos de sufrimientos; es aquí donde muchos retroceden y no permanecen firmes en Cristo, al contrario debemos tener fortaleza en estos padecimientos, con una convicción ferrea de quienes somos en Cristo y quien es Cristo en nosotros y así llevar una vida intachable por amor a aquel que nos amó y murió en la cruz por nosotros:  JESUCRISTO.

El apóstol Pedro en esta primera carta tenía un propósito y era animar a estos cristianos que se habían convertido del paganismo, a permanecer firmes en Dios a pesar de la difícil situación por la que estaban pasando.
Hoy día, esta carta sigue en pie para nosotros, animándonos a no desfallecer, a no perder la fe,  en estos momentos en que el mundo esta tan revolucionado, hay caos y corrupción en los distintas esferas del gobierno en todo el mundo, guerras, terrorismo, pobreza extrema en los países tercermundistas, el mal uso de los recursos naturales, el recalentamiento de la tierra, problemas sociales de toda índole, la no libertad para predicar el evangelio, la guerra de las religiones, que de una u otra manera repercuten en nuestro entorno personal y familiar,  esto sumado a las  aflicciones y quebrantos a nivel personal.  No permitamos que esta serie de dificultades  nos aparten de nuestro Eterno y fiel Dios. 
Ahora si nosotros estamos en Cristo, y sufrimos todos estos padecimientos firmes en nuestra fe, nos preguntamos qué será del impio y pecador?
"Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado" (1 Pedro 4: 14)

Bendiciones.