"Entonces Pedro le dijo: "No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy. En el Nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate, y anda!" Hechos 3:6
Creo que muchos anhelamos el poder de Dios que tenia Pedro; demos una mirada a hechos 1:14 y 2:1; Lucas nos dice en ambos versículos, que los apóstoles perseveraban unánimes en oración.
"Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en
poder" 1Corintios 4:20.
Dios les colme de bendiciones
Creo que muchos anhelamos el poder de Dios que tenia Pedro; demos una mirada a hechos 1:14 y 2:1; Lucas nos dice en ambos versículos, que los apóstoles perseveraban unánimes en oración.
Si miramos las cartas de Pedro y Juan la convicción que hay en ellos, la hacen
notoria en sus escritos, hombres que profesaban una fe férrea en Cristo; unos
hombres que tenían muy claro quiénes eran en Cristo y quién era Cristo en
ellos; unos hombres llenos del Espíritu Santo. En hechos 6:4
también vemos la preocupación de Pedro acerca de la oración y el ministerio de
la palabra.
La constante búsqueda de la presencia de Dios en oración y
el conocerlo a través de las Sagradas Escrituras meditándolas, nos permite
entender y comprender en quien hemos creído, hacen que cada día nuestra fe
crezca y el poder de Dios se acreciente en nuestras vidas; porque así podemos
comprender de donde emana ese poder del Altísimo, que era la claridad que había
en estos apóstoles de Jesús. Pero si no escudriñamos las Santas Escrituras, y
sólo nos quedamos con lo que aprendemos en el instituto, o lo que nos enseñan
en las iglesia, así no podemos entender nada del conocimiento de Dios, y si
nuestra vida de oración o de intimidad con nuestro Eterno Dios y Padre, es muy
inconstante, entonces no podemos pretender alcanzar ese poder de Dios.
La Palabra es la que cada día nos santifica (Juan
17:17), luego cómo nos vamos a santificar si no la meditamos y aún mas
cómo vamos adquiriendo la imagen de Cristo si no lo conocemos, si la Palabra es
Cristo Jesús.
La iglesia esta carente de oración y de la meditación de la
Palabra, estamos viviendo una tibieza, de la cual nos habla la iglesia de la
Laodicea (Apocalipsis 3:16-17), nuestra preocupación es la búsqueda del bienestar.
Hagamos un alto en nuestro camino espiritual, y hoy
comencemos por nosotros mismos, a buscar la presencia de Dios en oración y
conozcámoslo mediante su Palabra, para ser santificados a través de ella, y así
alcanzar ese glorioso poder de Dios.
Dios les colme de bendiciones