"Hermanos, si alguno ha caído en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo con espíritu de mansedumbre, cuidando que tu también no seas tentado". Gálatas 6:1
Cuando alguien cae en pecado, lo que nos dice la Palabra es
restaurarle, pero la realidad es otra, porque los mismos cristianos somos los que
hacemos del árbol caído, leña; porque sale a flote el juzgamiento, el dedo
señalador que con espíritu de soberbia y altivez y un carácter implacable le
negamos toda oportunidad de rehacer su vida espiritual; la compasión y la misericordia de Cristo, debe ser ejemplo para nuestras vidas, e irradiar la Luz de Jesucristo que llevamos en el corazón.
En
Miqueas 6:8 Dios exhortaba a Israel a amar misericordia. Este debe ser para la iglesia el enfoque, nuestro norte, no debemos perder de vista, que la misericordia de Dios viene de su Espíritu, direccionada por su Palabra, sin caer en el pesar, ni en las emociones, porque estaríamos siendo guiados por una falsa misericordia.
Cuando la mujer adúltera fue llevada a la presencia
de Jesús él dijo: "Ni yo te condeno; vete y no peques más" Juan 8:11.
Jesús, el Hijo de Dios no la condenó, porque él no vino para condenar al mundo
sino para que el mundo sea salvo por Él" Juan 3:17.
En 1 Crónicas 21:13 David reconoce las misericordias
de Dios, veamos: "Respondió David a Gad: Estoy muy angustiado. Te ruego
que me dejes caer en manos del SEÑOR, porque muy grandes son sus misericordias;
pero no caiga yo en manos de hombre". David era consciente que el hombre
no tenía misericordia. Jesús también dijo que conocía a los hombres por tal
motivo no se fiaba de ellos, Juan 2:24-25.
¡Oh! Eterno Dios cuán grande es tu infinita misericordia.
¡Bendito Dios!"Padre de misericordia y Dios de consolación" 2Corintios 1:3.
Bendiciones