"CIERTAMENTE EL OBEDECER ES MEJOR QUE LOS SACRIFICIOS, Y EL PRESTAR ATENCIÓN QUE LA
GROSURA DE LOS CARNEROS.
A todo lo largo de las Sagradas Escrituras, Nuestro Dios nos ha demandado obediencia porque al obedecer tenemos prosperidad, bondad , largura de días, seremos bienaventurados, tenemos entrada al reino de los cielos, y la comunión divina entre otras. Pero como nos dice Pablo en su carta a los Romanos: Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago (7:19), siempre nuestra vieja naturaleza está dispuesta a satisfacer los deseos de la carne y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios (Romanos 8:8).
Un ejemplo de obediencia lo tenemos en Jesús, quien en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2:8); ésta obediencia de Jesús es la que nos permite vivir en la gracia, es el regalo inmerecido. Ésta obediencia de Jesús, es la que nos ha justificado haciéndonos santos y perfectos ante el Padre Celestial, redimiéndonos del pecado mediante su preciosa sangre.
Nuestra convicción de quien es Cristo en nuestras vidas y que somos en Él, nos lleva a una vida de obediencia; así, firmes y con raíces profundas en el amor, podemos comprender cuan ancho, largo, profundo y alto es el amor de Cristo; al conocer ese amor, que es mucho más grande que todo cuanto podemos conocer, podemos estar completamente llenos de Dios (Efesios 3:17-19)
Que nuestra plegaria a Dios sea el de vivir en obediencia por amor a Él, en una actitud de gratitud y poder comprender el amor de Jesucristo en toda su dimensión a tal punto que se sacrificó en la cruz por cada uno de nosostros, qué gran amor y obediencia!
Bendiciones
PORQUE COMO PECADO DE ADIVINACIÓN ES LA REBELIÓN, Y COMO ÍDOLOS E IDOLATRÍA LA OBSTINACIÓN"
1Samuel 15:22-23
1Samuel 15:22-23
A todo lo largo de las Sagradas Escrituras, Nuestro Dios nos ha demandado obediencia porque al obedecer tenemos prosperidad, bondad , largura de días, seremos bienaventurados, tenemos entrada al reino de los cielos, y la comunión divina entre otras. Pero como nos dice Pablo en su carta a los Romanos: Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago (7:19), siempre nuestra vieja naturaleza está dispuesta a satisfacer los deseos de la carne y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios (Romanos 8:8).
Un ejemplo de obediencia lo tenemos en Jesús, quien en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2:8); ésta obediencia de Jesús es la que nos permite vivir en la gracia, es el regalo inmerecido. Ésta obediencia de Jesús, es la que nos ha justificado haciéndonos santos y perfectos ante el Padre Celestial, redimiéndonos del pecado mediante su preciosa sangre.
Nuestra convicción de quien es Cristo en nuestras vidas y que somos en Él, nos lleva a una vida de obediencia; así, firmes y con raíces profundas en el amor, podemos comprender cuan ancho, largo, profundo y alto es el amor de Cristo; al conocer ese amor, que es mucho más grande que todo cuanto podemos conocer, podemos estar completamente llenos de Dios (Efesios 3:17-19)
Que nuestra plegaria a Dios sea el de vivir en obediencia por amor a Él, en una actitud de gratitud y poder comprender el amor de Jesucristo en toda su dimensión a tal punto que se sacrificó en la cruz por cada uno de nosostros, qué gran amor y obediencia!
Bendiciones