"PERO USTEDES, QUERIDOS HERMANOS, MANTENGANSE FIRMES EN SU SANTISIMA FE.OREN GUIADOS POR EL ESPIRITU SANTO"
Judas:20
En las Sagradas Escrituras, el Espíritu Santo no se registra como tercera persona, pues desde la creación del universo vemos su presencia cuando Él se movia sobre la faz de las aguas en Genesis 1:2; también le vemos lo largo de la vida de Jesús, como también en la iglesia; hoy día la presencia de Dios sigue siendo la del Espíritu, cuando viene a morar en nosotros y está con nosotros (Juan 14:17).
Al escuchar el mensaje de la Verdad, el anuncio de su salvación y creemos en Cristo, venimos a ser sellados como propiedad de Dios por medio del Espíritu Santo (Efesios 1:13). Es por eso que nosotros somos templo de Dios, porque el Espíritu Santo vive en nosotros, ...porque el templo de Dios es Santo, y ese templos somos nosotros mismos (1 Corintios 3:16-17).
Al escuchar el mensaje de la Verdad, el anuncio de su salvación y creemos en Cristo, venimos a ser sellados como propiedad de Dios por medio del Espíritu Santo (Efesios 1:13). Es por eso que nosotros somos templo de Dios, porque el Espíritu Santo vive en nosotros, ...porque el templo de Dios es Santo, y ese templos somos nosotros mismos (1 Corintios 3:16-17).
Al recibir a Jesucristo y creer en Él,, Dios nos concede el privilegio de llegar a ser hijos de Dios (Juan 1:12) y si somos hijos tenemos la guianza del Espíritu Santo, porque solo los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios y el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Romanos 8:14-16).
El Espíritu Santo es quien está con nosotros y en nosotros (Juan 14:17), es quien nos ayuda a orar como es debido (Romanos 8:26), es quien a través de la Palabra nos lleva a la santificación (Juan 17:17), es quien nos recuerda todo lo que Jesús hizo (Juan 14:26), es quien nos lleva a toda verdad, porque no habla por su propia cuenta, sino que dice todo lo que oye, y nos hace saber las cosas que van a suceder (Juan 16:13)
Dispongamos nuestro corazón a Dios para que a través de su Santo Espíritu haga la obra en nosotros y cada día poder dar fruto en toda buena obra, creciendo en el conocimiento de Dios y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder (Colosenses 1:10-11).
Bendiciones.