domingo, 12 de marzo de 2017

La confianza en Dios, una vida en victoria


Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; Porque en ti ha confiado mi alma, Y en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos.
Salmos 57:1

El quebrantar: Este verbo puede referirse a quebrar de manera violenta, destruir, profanar o despedazar. El término, de todos modos, tiene varios usos simbólicos. La noción de quebranto puede referirse a la pérdida de fe o a un bajón anímico.

El momento de angustia por la que pasaba David debido a la persecución del Rey Saúl, hizo que después de ir a Aquis rey de Gat se refugiara en la cueva de Adulam. En esta porción bíblica podemos ver en David la dependencia total de Dios, sin importar los momentos difíciles por los cuales pasaba. 

La confianza en nuestro Dios nos hace ver su respaldo en todas las situaciones ya sea de angustia, de tentación, de peligro, de enfermedad, porque al descansar en Él, tenemos la convicción de que el Eterno Dios estará presente en cada momento de nuestras vidas, dándonos la victoria; porque Él es nuestra esperanza y nuestra porción en la tierra de los vivientes (Salmo 142:5), Él es nuestra seguridad, nuestro alto refugio.
Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos (Salmos 84:5).

La confianza y una total dependencia de Dios nos llevan a vivir una vida de obediencia y rendición; y sólo a través de ese amor incondicional que el Eterno Dios a derramado en nuestros corazones mediante el Espíritu Santo podemos lograrlo; como también por medio de ese amor sólo podemos soportar toda tribulación, paciencia, prueba y esperanza.

Tú, Señor, eres mi escudo y mi fuerza; en ti confía mi corazón, pues recibo tu ayuda. Por eso mi corazón se alegra y te alaba con sus cánticos. Salmos 28:7


¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
  ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
Romanos 8:34 
 

Bendiciones