jueves, 8 de septiembre de 2011

La protección divina

"Si anduviere yo en medio de la angustia,
 tú me vivificarás;
contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, y me salvará tu diestra".  Salmo 138:7

Cuando estamos bajo el amparo de nuestro Eterno Dios y Padre, no tenemos por qué tener miedo, Él es quien nos protege y nos libra de todo mal y peligro. El peligro está cuando nos apartamos de Él, porque es allí donde estamos expuesto a la obra satánica, no le demos lugar al enemigo, antes bien como dice Santiago 4:7 "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y él huirá de vosotros".

El mundo puede estar revolucionado en sus aspectos económico, político, social, etc., pero los que estamos en Cristo, confiamos en Él en medio de los sufrimientos; podemos estar atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos (2Corintios 4:8-9).
Nuestro Eterno Dios nos exhorta siempre a renovar nuestra mente, es importante hacerlo, y confiar plenamente en su Palabra y así poder decir con firmeza "...No temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón de mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza" Salmo 46:2-3.
Dios no nos ha dado espíritu de cobardia, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Timoteo 1:7), esta Palabra nos da claridad de lo que tenemos en Cristo, en Él estamos seguros.
¡Qué bienaventurados somos cuando hacemos nuestra,  la Palabra de Dios! En el salmo 91 en sus dos primeros versículos, en la versión Dios habla hoy; el salmista escribe: "El que vive bajo la sombra protectora del Altísimo y Todopoderoso, dice al Señor: tú eres mi refugio, mi castillo, mi Dios, en quien confio"; sólo, cuando declaramos creyendo con nuestro corazón esta Palabra;  los subsiguientes versículos los podemos tomar y aplicar para  nuestro diario vivir, y ver cumplida su promesa.

¡Bendiciones!