(Lucas: 18:1)
A lo largo de las Sagradas Escrituras, podemos observar las diferentes oraciones no como modelos, sino, como esa necesidad de comunicarse con el creador de sus vidas.
Nuestra oración debe ser esa prioridad persistente día a día, no debemos cansarnos de ella, así veamos que las cosas siguen igual o peor, porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones (1 Pedro:3:12); ésta necesidad es la que hace que te acerques a tu creador y Dios Eterno, éste corazón contrito y humillado es el que Dios no desprecia (Salmo 51:17) .
Cuando desfallecemos en la oración nos puede pasar, como cuando el pueblo de Israel peleaba con Amalec en Refidim : Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; más cuando el bajaba su mano, prevalecía Amalec (Éxodo: 17:8-11). Ésta es una tipología de oración, y nos motiva a no descansar de orar, que suceda lo que suceda debemos de persistir, porque cuando no vemos resultados inmediatos, cesamos de orar; debemos confiar siempre en Nuestro Eterno Dios, pues Él no ha perdido ninguna batalla, Él es vivo y real, su Palabra es la única verdad absoluta.
Acercate a Nuestro Dios y Padre en oración cada día, presentando ante Él tus peticiones con ruego y acción de gracias (Fil.4:6).
Bendiciones.